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viernes, 16 de agosto de 2019

UNIDAD (Nadia Sánchez)

Dentro de este envase, de la materia que nos separa y nos individualiza
Después de la piel, el músculo, el hueso y la sangre...
Luego de las células que nos conforman a todas las formas de vida
Ahí, en el fondo de todo
un centro nos iguala.
Lo entendí cuando mi conciencia se abrió a la energía:
La particularidad de poder verla, de tomarla y dirigirla
da a quién la domina
el Yang de la luz,
la gran felicidad de ayudar
involucrándose en la intimidad más insondable del otro,
para traer amor, calma y equilibrio al ser.
Y se logra tomar contacto con el dolor ajeno
como espejo empático
el cuerpo emerge
las fisuras, las heridas abiertas, el vacío, la lucha... la muerte:
Si, el Ying de aliviar es comprender las sombras de los demás.
En el cuerpo que ayuda se refleja la verdad...
y no hay manera de que sea erróneo, porque la energía no finge ni camufla nada.
Y sin importar si es
Humano, animal o planta/
todo es fecundado, animado y creciente
por el mismo poder cósmico:
Al darles energía
El humano agradece, el animal mira pacífico, la planta reverdece...
pero todo fluye con el mismo amor.
Sólo quiero decir
que no importa cuán distintos parezcamos
en lo que se ve
porque dentro
incandescente
el alma fulgura igual para todos:
hasta que al partir se apaga
y desde abajo repta
tibia dorada hasta la coronilla
para salir por la fontanela divina
hasta unirse a la fuente.
N.S.

Gracias Nadia por compartir!

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