Se puede, es real, florecer de las cenizas. Pasar las tormentas y encontrarte cara a cara con su sentido más profundo. Confiar en la vida y des-cubrir toda la energía que te compone y pide a gritos vivir. Nos habitan momentos de dolor, resignación, odio, confusión... Aún así, se puede cantar después de haber estado mudo. Se puede volver a caminar después de haber estado en el suelo un tiempo. Siempre hay una esperanza, siempre la vida nos pone las perfectas herramientas para que podamos, aunque la situación sea muy adversa, crecer, crecer de verdad, evolucionar desde el amor. Se puede mirar con nuevos ojos y sentir nuevas cosas. Se puede vivir con una mente en Paz, cada vez más, avanzar en ese camino divino. Se puede ser el propio gobernante de nuestro mundo interior y elevarse a sí mismo y al entorno. Se puede porque es la ley de la vida. Avanzar en espirales. Dejar un estadío y comenzar en otro, con otra percepción, con otro tacto frente a uno mismo y frente al otro. Se puede tener memoria de los momentos oscuros y se puede elegir no pasarlos más desde un estado profundo de conciencia, se puede porque somos nuestros propios creadores. Se puede uno equivocar, pero puede también darse cuenta, reconocerlo, perdonarse y seguir. Pero, nos preguntaremos, ¿esto siempre será así? ¿Cuál es el sentido de esta ley cíclica?. Bueno. Me lo pregunto muchas veces. Y creo que encontré una respuesta. Es que te des cuenta que no necesitás formar ya parte de esta dualidad, de esta gran ley de causa y efectos. Esto ya fue dicho tantas veces: SOMOS UNA UNIDAD, pequeñas manifestaciones de un GRAN SER, al cual le podés poner el nombre que se te antoje. Para eso, necesitamos limpiar todo el pasado, y comenzar a vivir la vida en el presente, pero no como repitiendo un cliché más, sino con una convicción y fuerza tales que no necesitemos querer convencer a nadie, sino simplemente dejándonos sentir esa energía de vida que corre por nosotros, que está tan claramente definida, que cuando la oís te das cuenta que siempre estuvo ahí. Se puede navegar en ese gran río en movimiento que nos atraviesa, la vida. Somos la vida misma. No hay más necesidad de buscar afuera. No hay necesidad de que los demás nos aprueben, porque hoy nos damos cuenta que nuestra baja auto-estima era porque no podíamos percibir que somos un torrente inagotable de energía vital que corre sin fin por cada una de nuestras células. Y lo único que puede detener el efecto de aquél magnifico arroyo es lo que tu piensas de ti. Aquello que te creaste y te creíste sobre lo que tú eres. Tu eres la vida. Ni más, ni menos. Tú eres la existencia misma, viendo pasar la belleza de la creación. Tú no necesitas nada, ni te falta absolutamente nada, más que reconocer que has estado perdido ó perdida, confundido o confundida, por pensar de tí cosas que heredaste, pero que en ningún caso eran ciertas. En el zen se dice, si quieres entrar en el sendero, sepulta tu pasado. Te invito a que lo hagamos juntos. Sepultemos el pasado, lo que nos dijeron que eramos, lo que creímos que eramos, los malos entendidos, los roces, los rencores, las peleas por ego, por querer tener la razón, las veces que sentimos envidia por creer que valíamos menos, las comparaciones tontas, sin darnos cuenta que cada uno es una pieza única e irrepetible. Somos un tesoro. Cada uno y cada una lo es. Trae consigo una semilla en potencia de la divinidad más pura. ¿Te animás a nutrirla para que crezca? ¿te animás a verte crecer de verdad, desarrollando tus dones y talentos innatos, desplegando todas las maravillosas facetas de la vida de tu ser interior? Nos invito a que lo hagamos. A partir de ahora. Se puede. Se puede despejar todo lo turbio que acumulamos en la mente. Se puede tener un contacto directo con la realidad, cada vez más frecuente. Se puede ser un sol en tí y para los demás. Se puede mirarse al espejo y reírse de amor, estar feliz por el hecho de ser quienes somos. Y cuando termine toda esta tan pesada y larga reclusión, nos daremos cuenta que se puede caminar con una mente más sana, viendo cosas que antes no veíamos, experimentando nuevas sensaciones, celebrando el aire puro en nuestros ojos y rostro, sintiendo la calidez del sol bañar cada poro de nuestra piel. Se puede y se podrá vivir cada vez más en consciencia y crecer como individuos y como comunidad.
Se puede.. sólo.. sólo si querés. Nadie lo va a hacer por vos. Sólo si lo crees. Sólo si te entregás. Te aseguro que se puede.
Celebro la vida.
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