Fluye el universo, con el amor en sus espaldas, pero también en sus pies. Como el polen en el aire, va regando cada sitio y los convierte en paraíso.
Colores revolotean en todas las formas y tamaños. Se manifiestan las más grandes almas y en cuestión de segundos la tierra reverdece. El arco iris se pinta en la hierba y marca el camino sin fin en donde todas las magnificencias de Dios transitan tenues.
¡Volamos!