viernes, 26 de noviembre de 2021

El Ojo de La Tierra (Escrito junto a Graciela Casina)

EL OJO DE LA TIERRA

El mirador del pueblo recibía una multitud de personas cada día. La vista que proporcionaba era única en la zona. Cada vez que uno iba el paisaje parecía ser nuevo y diferente, como las aguas de un río. 

El lugar había sido nombrado como “Mirador Vidërbha”. Esta última palabra proviene del antiguo idioma sanscrito y significa algo así como “una especie de unión mística que existe entre el poeta y la poesía”. Los fundadores del pueblo habían elegido ese nombre porque era un sitio que atraía muchísimo a poetas y poetisas de todos los lugares del reino. Así como de día venían personas de todo tipo y profesión, por las noches se podía divisar a pequeños grupos de estos artistas que se quedaban hasta el alba contemplando y “recibiendo los versos del aire”, como ellos decían. Existe, incluso, una leyenda sobre algo extraordinario que ocurrió una de esas noches.

Se dice que, aún estando los ojos de los poetas intrigados observando el cielo, pequeñas partículas brillantes que tachonaban la vía láctea comenzaron a moverse como en una danza frenética, pero sutil, en el espacio azul. Seres color plata que dejaban una estela blanco dorado irradiaron su luz hasta los confines del universo, iluminando todo como si fuera de día. En cada uno de sus rayos se gestaba un poema, una alegría, una canción o melodía que, al esparcirse en el espacio, se transformaba en un cuadro de colores gloriosos, derramando sensaciones de paz, armonía, serenidad y transmutación a toda la atmósfera terrestre. Se cuenta que ese día todos pudieron crear la mejor versión de aquellas cualidades y potencialidades que moraban latentes en su ser y que jamás habían imaginado poseer. Música, colores, palabras bellas y constructivas se mezclaban en una danza que todos compartían felices.

 Al amanecer, todo había vuelto a la calma. Parecía que aquellos sucesos habían ocurrido como en otra dimensión temporal.

A partir de ese día, muchos más artistas comenzaron a llegar desde remotas tierras. Al parecer, este lugar de la tierra encerraba un misterio que solo los que se hallaban abiertos de espíritu podían conocer.








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