De esperanza,
amor y fe voy a construir un barco, de pedazos de cielo que tomaré de tus ojos.
Y en este barco voy a navegar por los océanos de la vida.
Pueden subirse y
acompañarme los que deseen. Tú eres la primera invitada, por supuesto, pero
esta invitación se extiende a todos los seres humanos.
No necesitas dinero para subirte a este barco. Se necesitan, de hecho, cosas
mucho más difíciles de encontrar entre los seres humanos.
Primero, se precisa Valentía, para estar dispuestos a sortear los vertiginosos
movimientos del mar y todos los obstáculos que puedan aparecer.
Segundo, Confianza. Debes confiar profundamente en tus habilidades y dones
innatos, pues servirán para ayudar a todo el que los necesite y para construir
nuestra comunidad.
Tercero, Desapego.
Debes estar dispuesto a dejar atrás todo lo que conoces, todo lo que crees que
eres, todos los dolores y traumas, y saber que en este nuevo viaje vas a
renacer y serás alguien completamente nuevo.
Cuarto, y
último, necesitarás abolir todos tus prejuicios, hasta llegar a ver a quien
esté a tu lado como tu hermano o hermana de la vida, cuyo origen y propósitos
son los mismos: encontrar su verdad interior y compartirla.
El viaje no
será sencillo, pero aun así será absolutamente hermoso. Nuestro destino no es
un lugar, sino completar una tarea: construir una nueva humanidad.
Si no cumples con los requisitos para entrar a este barco, déjame decirte que
nunca podrás vivenciar una sociedad diferente a la que conoces.
Si crees que
pido mucho, debes saber que no lo es, que es incluso apenas el comienzo de una
enorme y única travesía: el viaje que nos hará recordar finalmente quiénes
somos verdaderamente y por qué estamos aquí.
Entonces, ¿te subes? Piénsalo bien. Partimos pronto.