JULIO
DE 2018.
PROFUNDIZANDO EN LA “AYAHUASCA”
Por si no la viste y queres
empezar con la primera, acá abajo está el link:
Después de un año de aquella
primera ceremonia, habiendo atravesado en el medio viajes y experiencias muy profundas, me
llegó nuevamente la oportunidad de vivir el poder de la Ayahuasca.
Realmente, en ese momento la
precisaba muchísimo, sentía que era la única manera de poder explicarme el por
qué de mis sentires y la etapa que estaba atravesando. Y así lo fue. Esta vez se dió en la naturaleza, en la zona de islas, en la ciudad de ROSARIO también.
Fue muy intenso el trabajo
que hice el día del ritual, en muchos aspectos de mí. En lo físico, mental,
emocional y espiritual. En lo físico porque llegar costó muchísimo. Habia unas
lanchas que llevaban a los que iban, pero costaba un dinero, y yo tenía un bote
para ir por mi cuenta, pero había que ir remando. Me incliné por esa opción. La
cuestión comenzó cuando empezó a levantarse viento del sur, lo que hizo que el
río se "pique", y que el cruce sea algo caótico.
Sin mayores sobresaltos, llegué del otro lado,
prometiéndome nunca mas cruzar un día de viento sur. Ahora había que llegar
hasta el lugar, que era metiéndose mas por un trecho de la isla. Pero antes,
debía parar a secar mi ropa, ya que cruzar el río en ese estado me hizo
empaparme por entero, y el viento daba mucho frío. Así que, aprovechando que había partido temprano, me detuve en una playita un par de horas. No era todo tan
sencillo como parece, porque era una época en la que el agua había bajado
muchísimo de su altura promedio, por lo que los primeros 10 metros antes de
llegar a la arena, eran puro barro, así que había que enterrarse y ensuciarse
todo para poder parar en un lugar y además mover el bote sobre el barro.
Descansé en la costa, aproveché
el sol y también hice un pequeño fueguito, para acelerar el proceso de secado.
Cuando mas o menos estaba seco, decidí seguir hasta el lugar de reunión.
Al llegar, me prestaron ropa
seca, por suerte. Hasta ahí, estaba ya muy cansado física y mentalmente, pero
faltaba mucho más. Pasaba la tarde, se acercaba la ceremonia. Era pleno invierno,
así que se realizaba dentro de una construcción de madera, que tenía paredes de
nylon. El lugar funcionaba como un bar/comedor.
Después de mucho tiempo de
espera, iniciamos la ceremonia. A diferencia de la primera vez, en este caso el
ritual era dirigido por un Chamán que había venido desde el amazonas.
Pertenecía a una tribu que vivía en la selva. Junto con él se hallaba una
persona que lo acompañaba en los cantos, denominados ícaros. Son cantos de
medicina, recitados en idiomas autóctonos. La presencia de estas melodías, le
daban otro color a la experiencia.
Tomé una buena cantidad y me
fui a mi sitio. Otra vez se repetía lo de la primera vez. Pasaba 1 hora, hora y
media.. y no tenía ningún efecto. Esta vez realmente creí que nada iba a pasar,
hasta el punto que decidí irme a dormir. Pero de pronto.. una energía comenzó a
brotar de mí, y me desperté sobresaltado. Estaba tapado, buscando dormirme, y
continué en ese estado. Me quedé completamente cubierto, tal vez por un par de
horas, totalmente encerrado en mi y en el dolor que sentía. Lloré, lloré muchísimo. Me
pregunté muchas cosas. Me respondí todo, con tranquilidad y amor. Era muy
sorprendente esta conversación que estaba teniendo conmigo mismo. Era
literalmente así. Como si mi parte mental quisiera comprender cosas de la vida
que estaba viviendo, y mi otra parte, la divina, eterna, con mucha calma
respondía cada cosa. Y en un momento, ocurrió lo más trascendente que viví en
experiencias de este tipo. Yo quería saber por qué era tan difícil el amor y
tan duro de vivirlo. Por qué, a pesar de que uno ponga todo su empeño en tener
relaciones sanas y en paz, costaba tanto estar bien con alguien con quien amas.
¿Por qué siempre pasa algo?¿por qué donde hay tanto amor hay tanto odio?. La
respuesta llegó de inmediato.
Era yo guiándome hacia mi
mismo. La planta me hizo vivenciar algo que ya sabía en la teoría: el amor
único y más importante es hacia uno mismo. Hacia lo que somos. Es el darse
cuenta de la maravillosa inteligencia de la que estamos compuestos y gozarla
como el valor más preciado.
En ese momento, empecé a
hablarme. Y esta parte divina, que es en verdad yo mismo, mi verdadero ser, el
espiritual, comenzó a hacerme notar ciertas cosas de mi cuerpo. Me decía que
recorra con mi lengua el interior de mi boca, y que observe. Estaba hecho de un
material perfecto y era el resultado de una inteligencia increíble!. Pasaba mi
lengua sobre el paladar, y podía apreciar su textura con nitidez. Era algo
tan.. hermoso. Y sencillo a la vez,
porque estaba muy cerca, no había que buscar afuera! Recorrí mi dentadura, el
material del que estaban hechos mis dientes. Los sentía como una porcelana
impecable, dispuesta perfectamente, tallada de manera ideal. Pasaba mi lengua
por cada uno de los dientes, y me decía a mi mismo que me goze por poseer tan inestimable tesoro. Sentía como si fuese Dios acariciando a las montañas, estando
orgullosamente feliz por su creación. Así comenzó a pasar con otras partes de
mi cuerpo, y me abracé muy fuerte, y me pedí perdón por no haberme dado cuenta
durante tanto tiempo lo importante que es darme amor a mi mismo, valorarme por
el hecho de ser, gozar por la perfección que me compone y nos compone a todos.
Luego de este hecho, comencé
a pedir agua, y me destapé. Una persona que estaba a mi lado me dio. Al beber pude
estabilizar, lentamente, mis emociones, y salir de aquel encierro, muy
necesario por cierto. Estaba muy feliz, me había dado cuenta de algo muy
importante en la existencia. Porque, a pesar de haberlo visto y leído varias
veces, de tener plena razón de que eso era así, no lo estaba viviendo, no me
estaba valorando, no era amigo de mi mismo, estaba en guerra conmigo, osea, con Todo y con Todos! Coincidía mucho con aquella frase dicha por Jesús: AMARAS AL PRÓJIMO COMO
A TI MISMO. Pude ver que en mi propia vida no me estaba amando.
Después de esto, salí afuera.
Habia un grupo alrededor del fuego. Todos en silencio. Todos contemplando. Me
sumé a aquello. El fogón estaba cercado con un conjunto de piedras dispuestas
de manera circular. Entonces me paré afuera del círculo. Y observé por un rato. Me dí
cuenta de que las piedras estaban marcando un límite. Y me preguntaba por qué.
Comprendí que sólo dentro mío estaba ese límite y que nadie más que yo podía
romperlo, cruzarlo. Así que, pasé del otro lado, como diciéndome a mi mismo que
iba a hacer eso con los límites que había creado en mi mente.
Esa simple circunstancia me
dio a entender que tenía un gran poder para liberarme por mí mismo de un montón
de patrones mentales y conductas que no me estaban haciendo feliz. Terminé muy
feliz ese momento y volví adentro. Ahora, mucho más liviano, me senté cerca de
los que cantaban, cerré los ojos, y disfruté muchísimo de todo ese ambiente.
En algún momento, ya no
recuerdo si fue luego de sentarme allí o antes, obtuve también un aprendizaje
de una situación. Se me ocurrió juzgar a una de las personas que ahí estaban,
con algo muy simple, ya no recuerdo qué, pongámosle por ejemplo con su
vestimenta. Y en ese instante, sentí como si se me mostrara un dolor que me
estaba haciendo al emitir el juicio. Es decir, sentí que cada juicio que
emitimos, es un puñal que nos clavamos en el mundo emocional, seamos o no
conscientes de eso. Y si volvemos hábito ese juzgar, significa que nos envenenamos
constantemente. Comprendí lo importante del no juzgar para poder estar en paz y
me di cuenta de cuán seguido lo hacía. Luego me fui a dormir, muy en paz y
satisfecho.
Al otro día, hicimos un
desayuno en grupo y partí devuelta hacia mi hogar. Había mucho que remar, pero
por suerte el viento había mermado y era un bonito día de sol. Aún asi me costó
bastante llegar, sobre todo cuando en la orilla tuve que arrastrar unos 20
metros el pesado bote sobre el barro, y todavía había que subirlo por una
pendiente bastante empinada..
Sentí esta ceremonia muy
transcendente y completa. Había entendido aspectos emocionales, espirituales, fisicos
y mentales. Tambien, como era mi segunda experiencia, fui sacando otras
conclusiones. Esta planta lo que hace es mostrarte cosas muy profundas que
tenes que trabajar en tu vida para mejorar tu bienestar. Puede que aquello que
te muestre, te lleve meses, años o décadas trabajarlo. Eso va a depender del
esfuerzo consciente que se haga sobre esos aspectos y de cada personalidad y
vida en particular. Pero ahí fue que comprendí que esta medicina es una gran
guía en nuestra evolución. Terminé esta experiencia con muchísima gratitud.
Además, otra de las cosas que
comprendí comparándola con mi primer ritual, fue que pude controlarme muchísimo
a mi mismo, y esta vez no necesité la ayuda de alguien para poder estar en mi
centro. Noté una gran evolución con respecto a mis procesos. Es interesante,
igualmente, tener en cuenta que el efecto de la medicina y las experiencias que
cada uno tiene dependen de muchísimos factores, como por ejemplo de la calidad
de la medicina, la cantidad que se injiera, las personas con las que se haga y
el lugar, el proceso por el que uno está pasando, y muchísimos puntos mas.
Lo que aquí comento son tan
sólo aprendizajes que tuve durante mis vivencias, y sigo creyendo en su
utilidad para cualquiera que esté interesado en estos temas tan importantes.
Agradezco todo el tiempo que
dedicaste a leerme, y pronto estaré subiendo mi tercera y última experiencia,
que fue con otra planta, denominada WACHUMA o SAN PEDRO.
Hasta la próxima!
LA TERCERA:
LA TERCERA:
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